sábado, marzo 17, 2007

La visita de un verdadero maestro






La verdad es que es muy difícil describir lo que pasó el miércoles pasado en el Estadio Nacional. De partida, porque quien escribe es un fanático de Pink Floyd desde hace años, y su música sin duda tiene un lugar muy importante en mi vida.
El 2002 sufrí porque por diversas razones no pude ir a ver a Roger Waters cuando visitó por primera vez el país con su "In The Flesh Tour". Pero no importa, porque cualquier decepción por aquella vez se vio subsanada por el increíble show que presentó ahora, cinco años después, el genio de una de las bandas de rock más grandes de la historia.
Tocar íntegramente el grandioso "The Dark Side of The Moon" en vivo ya prometía un show fuera de serie. Pero no, un Floyd no podía contentarse con eso, y en cambio nos trajo más de 2 horas de música que recorrió la historia del grupo inglés, mostrando alguno de sus más grandes éxitos.
De partida, la apertura dejó al público extasiado. Nueve de la noche en punto (por supuesto, si al fin y al cabo hablamos de un puntual británico) y las luces del estadio nacional se apagan, para de repente sentir la fuerza de la guitarra que da inicio a esa memorable canción que es "In The Flesh?", hecha casi a la medida para iniciar un espectáculo de esta magnitud. Por supuesto que la música iba acompañada por una puesta en escena digna de un grande del rock progresivo y psicodélico, que nos iba mostrando imágenes en 4 pantallas estratégicamente ubicada mientras as luces deslumbraban a los 50 mil tipos que gozábamos de semejante momento. Después, vendrían clásicos como "Mother", "wish you where here", " Have a cigar", e incluso un guiño a la época inicial del grupo, con la lúgubre "Set The Controls for the heart of the sun". Uno de los momentos más emocionantes fue sin duda cuando, mientras tocaba "Shine on You Crazy Diamond", apareció en la pantalla una serie de imágenes con el rostro del desaparecido ex líder de la banda, nada menos que el diamante loco, Syd Barret. Confieso que una lágrima alcanzó a escaparse por ahí. Y ya cerrando esta primera parte, vino "Sheep", del disco Animals, donde hizo su aparición el famoso cerdo gigante, que provocó el delirio del público mientras magistralmente se cerraba la primera parte del concierto.
El intermedio (con una luna que crecía permanentemente en las pantallas) se acabó súbitamente con las luces apagándose y el sonido de los diálogos y ruidos que forman "speak to me", la apertura del inigualable Dark side of the moon. De ahí en adelante, las cosas fueron sencillamente perfectas. Un álbum increíble tocado íntegramente, y dejándonos a todos vueltos locos con piezas maestras como "Time", "Money", "The Great Gig in the sky" (Dios mío, como cantan esas mujeres), "Us and them", y mi preferida "Any Colour You Like". Todo acompañado nuevamente con una puesta en escena increíble, que incluyó una pirámide de láser sobre el escenario que terminó formando la carátula del disco (y que sencillamente nos dejó a todos pagando...y al borde de las lágrimas de la alegría).
Y para cerrar, dos clásicos de los grandes: "Another Brick in The Wall (parte 2)" y "Comfortably Numb", para cerrar un show que solo puede describirse como perfecto.
En fin...podría escribir horas al respecto y no terminaría de describir semejante momento. Si alguno cree que el rock murió, el miércoles Roger Waters se encargó de demostrar con creces que este está más vivo que nunca en pleno siglo XXI, y que lo seguirá estando por mucho más, a punta de pura maestría. Mientras los fanáticos seguiremos rindiendo pleitesías a los verdaderos maestros como estos.
Ojala alguna vez podamos por acá ver a Roger reunido con sus tres amigos nuevamente...

2 comentarios:

Carlos Pinto dijo...

Loco, aunque personalmente no soy un fanático de Roger Waters, déjame felicitarte por la calidad de tu artículo. Luciste tu pluma.

Como dato freak: Trabajando en el hotel, me tocó llevarle dos paraguas al productor de Roger Waters; algo bastante extraño considerando que ese día hizo bastante calor. No se si lo habrá usado para algo especial, pero quería compartir mi humilde acercamiento con tu ídolo.

Saludos!

fernando dijo...

Muy bueno el artículo! Y qué gran momento cuando el chancho volador se posicionó sobre nuestras cabezas, dificiendo "libre al fin"!