viernes, julio 28, 2006

El desafío socialcristiano hoy


La reflexión que procedo a mostrarles es algo que venía rondando por mi cabeza hace un tiempo, pero que se ha visto reforzada tras mi participación en las misiones de mi facultad (que por lo demás fueron una experiencia realmente buena en un momento especial).
Chile crece y nuestra economía avanza, pero problemas como la desigualdad persisten y nos llevan a seguir la lucha por la justicia social. En esto parece no haber discusión entre los diversos sectores, pero se hace evidente que los diagnósticos y las posibles soluciones no son tan convergentes como se quisiera. Por eso hago la pregunta ¿que papel, que desafío tiene el humanismo cristiano ante los problemas sociales de nuestro país y el mundo hoy?.
Sin duda que quienes nos consideramos socialcristianos tenemos una respuesta ante este desafío, y esta está marcada por nuestra mirada integral del ser humano. En los últimos años nuestro país ha dado grandes pasos en materia de superación de la pobreza y de desarrollo de todos los sectores de nuestra población (aunque a algunos les cueste reconocerlo, leáse: oposición), pero una buena parte de estos avances han ido centrados en cosas materiales, lo cual es importante y necesario, pero no completa en absoluto todo lo que un ser humano necesita. Y es en eso donde los humanistas cristianos no podemos quedarnos atrás: nuestra visión del hombre como persona ante todo y no como un simple individuo, nos impulsa buscar la manera de solucionar las desigualdades y los problemas en una perspectiva que entienda al hombre integralmente, tanto en lo espiritual y material, de manera de construir una sociedad en la cual haya una verdadera preocupación por cada persona como ser integral y no solo como un individuo o un mero agente económico.
Toda nuestra preocupación debe estar en que las políticas sociales puedan abordar esto y constituirse en verdaderos instrumentos para la construcción de una sociedad comunitaria que tenga como centro a la persona en sociedad.
Y ejemplos no nos faltan. Ya San Alberto Hurtado nos dio una lección de como superar las penurias sociales de verdad, y bajo una profunda mirada socialcristiana. No desperdiciemos ese ejemplo, y pongamos nuestros esfuerzos en que el socialcristianismo sea la vanguardia en la superación real de las desigualdades, recordando siempre las palabras clarísimas de nuestro santo: "El Pobre es Cristo".

2 comentarios:

Carlos Pinto dijo...

Me parece muy interesante el punto que graficas en tu artículo. Más allá del progreso económico y la mejora patrimonial que puedan tener los menos favorecidos en la lucha contra la pobreza, nuestra deuda es también espiritual. O moral, me parecería mejor. En sí, la dignidad del ser humano y el desarrollo del mismo en la sociedad es algo que está estrechamente relacionado con las políticas sociales y ahí podremos hacer un gran aporte como generación. Veo con optimismo el futuro porque la gente de nuestra edad está mucho más comprometida socialmente que antes y mientras esto no varíe, podremos poner nuestras fuerzas en el futuro en solucionar aquello que queda. Ojalá más en lo espiritual que en lo material...

Ramon Mallea Araus dijo...

Estoy de acuerdo con esa visión, pero creo necesario ir más allá, ya que hoy al parecer estas palabras que hablan del hombre integral como centro de la sociedad no parecer calar hondo en quienes son parte de los grandes grupos económicos o quienes tienen el control de la economia. El hombre no puede ser para la economía sino al contrario y parece necesario recalcarlo cada día. Por otro lado Alberto Hurtado siempre hablo de Justicia, de los pobres, de Cristo. Hoy es necesario pensar un poco ¿que haría Jesús en mi lugar?, ojala los socialcristianos fueran capaces de parar y preguntarse esto, Solamente esto.